Milán, viernes 5 de abril, 11 h. En el auditorio del Palazzo Reale, situado justo enfrente del Duomo, a dos pasos de la Galleria Vittorio Emanuele II, se organiza una rueda de prensa con motivo de la inauguración de la exposición “Dal Cuore alle Mani: Dolce & Gabbana” (“del corazón a las manos”), dedicado a Alta Moda (alta costura) de Dolce & Gabbana. La sala está repleta de periodistas de todo el mundo y personalidades de la sociedad milanesa. En el escenario, los organizadores del evento se turnan ante el micrófono: Domenico Piraina, director del Palazzo Reale; Tommaso Sacchi, teniente de alcalde de Milán encargado de cultura; Nigel Hurst, director de exposiciones de International Management Group (IMG, empresa estadounidense especializada en eventos); Fedele Usai, responsable de comunicación y marketing de Dolce & Gabbana y Florence Müller, historiadora de la moda francesa y comisaria de la exposición.
Pero es un hombre vestido de clérigo –chaqueta negra y camisa con cuello romano– quien se lleva toda la consideración: monseñor Alberto Rocca. Quienes asisten a los desfiles de la casa están acostumbrados a verlo y conocen sus apariciones con una sotana que se creería firmada por D & G. Ordenado sacerdote por el cardenal Carlo Maria Martini en 1992, Alberto Rocca es el director de la Casa Ambrosiana. La Pinacoteca, el primer museo de arte abierto al público, en 1618. Este fino estudioso, muy cercano a Domenico Dolce y Stefano Gabbana, dúo fundador del sello fundado en 1985, forma parte del comité científico de la exposición. En un podcast de la marca, podemos escucharlo explicar por qué. “El uso que hace Dolce & Gabbana de cruces, rosarios y sagrados corazones es un signo de devoción”.
La casa italiana siempre ha demostrado su gusto por la iconografía religiosa y los objetos de culto –en gran parte destacados en la exposición– y sus dos creadores son conocidos por ser fervientes católicos. En 2015, en una entrevista con el semanario italiano Panorama, lo habían descrito como “sintéticos” niños nacidos por fecundación in vitro, lo que provocó la ira del cantante Elton John, padre de dos hijos gracias a una madre sustituta. “Al igual que David LaChapelle en la fotografía, su apego a la religión es ante todo sinónimo de imaginación visual: imágenes codificadas y apasionadas, fácilmente reconocibles”. explica el semiólogo Luca Marchetti, profesor del Instituto Francés de la Moda.
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