“ Impermeabilización: adj. Término de física. Se refiere a cuerpos a través de los cuales un fluido no puede pasar. El vidrio es permeable a la luz e impermeable al agua. » Es bajo esta definición que la palabra “impermeable” – del latín impermeable – apareció en el Diccionario de la Academia Francesa en 1798.
En el léxico de la moda, la ropa impermeable nació dos décadas después. Más precisamente en 1824, cuando el industrial escocés Charles Macintosh imaginó un lienzo recubierto de barniz que se volvía resistente a los elementos. El invento tuvo tanto éxito que en el Reino Unido cualquier abrigo impermeable se ganó instantáneamente el sobrenombre de «Mac».
Sin embargo, es importante diferenciar el impermeable del trench, que nació en 1914. Se distingue por su doble abotonadura y su gran cinturón que le permite ceñir la silueta. Sin embargo, tiene en común con el «Mac» su lona impermeable, desarrollada en 1879 por Thomas Burberry, fundador de la casa del mismo nombre y un tejido de algodón, la gabardina, cuyo tejido muy apretado impide la penetración de las gotas. En la sección de chubasqueros también se mencionan los impermeables, utilizados por primera vez por profesionales del mar y del ejército antes de encontrar su lugar en el guardarropa civil, a menudo en una versión de color amarillo canario.
Flexibilidad y modernidad
Usado recto y un poco raído, como el teniente Columbo en la serie del mismo nombre, con el cinturón apresuradamente, como Humphrey Bogart en Casablanca (1942), o con el cuello levantado, como Alain Delon en el samurái (1967), el impermeable se convierte, en la pantalla, en el compañero indispensable de hombres taciturnos, bandidos desalmados o detectives taciturnos. Pero no solo.
Cuando Michèle Morgan es elegida para interpretar el papel de una ingenua en El muelle de las nieblas (1938), fue a Gabrielle Chanel a quien recurrió para crear su guardarropa. «Una película como esta no necesita un vestidoEntonces Mademoiselle habría declarado. ¡Un impermeable, una boina, eso es todo! » Dicho y hecho para Michèle Morgan, ataviada con un abrigo brillante. La silueta es tan icónica que algunos de los directores estadounidenses con los que la actriz filmó en los años 40 le exigieron que usara un modelo similar.
Convertido en una pieza imprescindible del guardarropa tanto masculino como femenino, el impermeable no ha escapado a las tijeras de la moda. Cuando, en los años 1960, Mary Quant y Pierre Cardin lo retomaron en versiones muy pop barnizadas y multicolores, la francesa Anne-Marie Beretta, bautizada “reina de la lluvia” por la prensa americana, reelabora la construcción de esta pieza atemporal. Que luego gana en flexibilidad y modernidad.
Disponible hoy en los materiales más lujosos y en los tejidos ultratécnicos, usado corto o largo, oversize o ceñido al cuerpo como una pequeña chaqueta, el impermeable ya no tiene nada que demostrar: ni su atemporalidad, ni su capacidad nunca negada. para proteger lo elegante de todas las tendencias.