Los magistrados Victoria Sharp y Jeremy Johnson, del Tribunal Superior de Inglaterra y Gales, escucharon el clamor por la defensa de la libertad de prensa y permitieron a Julian Assange comparecer ante los tribunales británicos con orden de extradición a Estados Unidos. El proceso contra el cofundador de Wikileaks, que se encuentra rodeado en una prisión de máxima seguridad por las filtraciones de Londres, ha prolongado esta modalidad durante varios meses y su negocio ha quedado paralizado, a la espera de celebrar un nuevo juicio.
La esposa del editor australiano llegó poco después de los días de madre (una vez, en la hora española peninsular) para reconocer el texto de la frase.
Miles de activistas, gobernadores e instituciones que expresaron su apoyo al editor jefe australiano y recuperaron su poder en libertad respirando algo más tranquilo, denunciaron luego la injusticia que los mantuvo encerrados. Décadas de ellos han estado enfocados desde la primera hora de aquellos mazos ante las puertas de la corte, en Londres.
La decisión de dar luz verde a la extradición de Assange fue adoptada en 2022 por la ministra del Interior británica, Priti Patel, una vez que el Tribunal Supremo aceptó las buenas garantías ofrecidas por Washington sobre la seguridad de la presión y las medidas. que usted adopte para impedirle tomar posesión de su propiedad. En manos de los magistrados Sharp y Johnson, el editor jefe de Wikileaks tuvo una última oportunidad de comparecer ante la justicia británica, como finalmente decidió.
El gobierno de la UE acusa a Assange de 17 delitos contra la Ley de Espionaje y de intrusión en el despacho de un funcionario. El editor australiano fue condenado a 175 años de prisión por filtrar más de 250.000 documentos clasificados por el Departamento de Estados Unidos en noviembre de 2010. EL PAÍS fue uno de los medios de comunicación que participó en esta actividad concertada de publicación de estos papeles.
La causa de Assange se ha convertido en un problema global para la libertad de prensa. La presión de la campaña a favor de su liberación no está dirigida tanto hacia las personas que pasaron entre ellos a hierro candente, sino hacia los gobiernos estadounidense y británico, que tienen en sus manos la posibilidad de revertir la persecución.
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Assange ha estado encarcelado permanentemente en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh durante cinco años. Su estado de salud se deterioró drásticamente, hasta el punto de que le resultó imposible asistir, ni asistir a viajes por videoconferencia, a los dos días de visionado de su extradición que se celebrarán en Londres en febrero. Los centros activistas a cargo de la redacción jefe y la libertad de prensa exigen frente al edificio del Tribunal Superior de Justicia su poder en libertad.
La mujer más famosa de los últimos años, Stella Assange, fue enviada al PAÍS, en una entrevista, horas después de concluir la sentencia judicial, que la extradición a Estados Unidos era un riesgo para la vida del cofundador de Wikileaks. . “Puedo morir, porque puedo concentrarme en la pena de muerte. El propio gobierno del Reino Unido ha reconocido que no puede garantizar que no recurra a su amo”, afirmó el abogado de derechos humanos, que lleva cinco años con Assange.
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