Ud.Casi un año después de que el gobierno más radical de la historia de Israel lanzara su reforma judicial, la Corte Suprema del país finalmente asumió el proyecto el lunes 1oh Enero. Los jueces consideraron que el texto atentaba contra el carácter democrático del Estado y la separación de poderes.
Mientras Israel está perdido en la matanza de Gaza, el gobierno ya no tiene los medios para relanzar este impopular proyecto, que arrojó a las calles a cientos de miles de manifestantes durante ocho meses. El ejército ya afirma que Hamás aprovechó las divisiones en el país, incandescentes por la reforma, para lanzar su ataque el 7 de octubre de 2023 contra los kibutzim que rodean el enclave.
Una comisión nacional de investigación deberá arrojar luz sobre esta carrera hacia el abismo y sobre las responsabilidades del gobierno de Benjamín Netanyahu. El lunes, el Tribunal se dio los medios para imponer la creación de dicha comisión, en caso de que Netanyahu se oponga.
Reunidos por primera vez en pleno, los quince jueces rechazaron, por una estrecha mayoría de ocho votos contra siete, una enmienda a una ley con valor constitucional, aprobada en julio, que amenazaba con fomentar la corrupción y el nepotismo, de lo contrario el poder de control de del Tribunal sobre los actos del Gobierno y de las administraciones locales, así como sobre los nombramientos y destituciones de altos funcionarios.
Era la primera parte de un proyecto que tenía como objetivo liberar a la mayoría electa del control judicial, en un país con instituciones incompletas y jóvenes con contrapoderes débiles. Doce jueces también declararon que efectivamente era de su competencia evaluar una ley llamada “fundamental” (constitucional), derecho que los funcionarios electos les negaron.
Profundas divisiones en Israel
En el proceso, el Tribunal rechazó el martes una enmienda anterior que prohibía al fiscal general del país declarar al primer ministro no apto para ejercer sus funciones. Este texto fue votado a la medida de Netanyahu, quien se dio así más libertad para atacar a la institución judicial, mientras su juicio por corrupción continúa desde 2020.
La reforma, encabezada por los aliados fundamentalistas religiosos de Netanyahu, había provocado un debate existencial sobre el estado de derecho, reviviendo a un Israel secular y liberal en su contra, asustando a la comunidad empresarial y al poderoso sector “tecnológico”, como lo hizo una gran parte de la altos funcionarios y todos los ex jefes de estado mayor del ejército. Los reservistas, en particular los pilotos, habían dejado de entrenar en señal de protesta, debilitando la institución.
La decisión de los jueces, valientes en tiempos de guerra, debe atribuirse sobre todo a la presidenta saliente de la institución, Esther Hayut, que condenó firmemente este proyecto en enero de 2022. Pero de ninguna manera resuelve las profundas divisiones de ‘Israel, que la guerra apenas sobrevive.
Por ahora, Netanyahu no puede permitirse el lujo de atacar más a la Corte, que valida decisiones estatales destinadas a reprimir a los raros críticos de la guerra y silenciar a la minoría de ciudadanos palestinos de Israel (el 20% de la población). Estos quince jueces actúan también como baluarte contra una investigación de la Corte Penal Internacional sobre crímenes cometidos en los territorios palestinos ocupados, iniciada en 2020, que son incompatibles con el Estado de derecho. La destrucción de Gaza ha hecho que esta investigación sea aún más urgente.