Economista, cofundador del Observatorio Sociedad y Consumo y profesor de la Universidad Cité de París, Philippe Moati analiza la crisis estructural del modelo tradicional de prêt-à-porter y el lugar cada vez más importante del hogar para los franceses.
¿Cómo descifra la dramática situación que vive el sector del prêt-à-porter?
Es un sector que sufre una dinámica estructural desfavorable. Respondiendo a una necesidad saturada, vivió a cuentagotas con cobros acelerados y escalada promocional. Hoy es víctima del arbitraje de consumo frente a la inflación y la conciencia de su impacto medioambiental. La “moda ultrarrápida” y los productos de segunda mano están creando nueva competencia desde abajo, mientras que otros se centran en subir de categoría. Es la gama media poco diferenciada y ahora relativamente cara la que más está sufriendo. Esta crisis del vestido bien podría extenderse a otros sectores del comercio. Estamos viviendo un cambio en el modelo de consumo y en la estructuración de las cadenas de suministro. Estamos pasando de una lógica de arriba hacia abajo, centrada en el producto, a una lógica de abajo hacia arriba, centrada en el cliente.
¿Cuáles son los resultados inmediatos de este desarrollo?
En el sector de la ropa, las grandes marcas han evolucionado desde la ropa hasta el “equipamiento personal”, completando su gama de accesorios, joyas o cosméticos con una cierta unidad de estilo en la que se supone que debe encontrarse la clientela a la que se dirigen. quien viene a buscar y echar un vistazo. Diversificarse en el mundo de origen es, ante todo, una forma de posicionarse en un mercado boyante. Podríamos ir mucho más allá, por ejemplo diseñando ofertas que ofrezcan ayudar al cliente a satisfacer sus necesidades, sin venderle los productos. Hay experimentos en este sentido, especialmente en el ámbito de la ropa, pero que por el momento siguen siendo muy embrionarios.
En esta configuraciónIPues la ropa dejaría de ser un elemento de identificación…
Eso me parece un atajo rápido. La ropa que eliges usar es la imagen que das de ti mismo. Esto es aún más importante en una sociedad que concede a todos un espacio cada vez mayor para construir su identidad. Pero la casa se ha vuelto imprescindible. Cuando preguntamos a las personas qué es lo que más les importa, no hay ambigüedad: es la familia, sus amigos más cercanos, todas las personas a las que invitan a su casa… Es cierto que sin duda el consumo ha perdido algo de su papel de afirmación del estatus social. . A partir de ahora es más bien un vector para expresar su singularidad. De ahí la importancia de la decoración y distribución del hogar.
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