En el desfile de Fendi, organizado en el Palais Brongniart, el 6 de julio, en el marco de la semana de la moda de alta costura, dos diseñadores acudieron a saludar al público al final del desfile de diez minutos: el británico Kim Jones, director artístico de la colecciones de mujer desde 2020, pero también Delfina Delettrez Fendi, que supervisa las joyas de la casa propiedad de LVMH. La alta costura del primero había sido pensada para resaltar la primera colección de alta joyería del segundo. Son 30 piezas, a menudo caladas, en las que se ocultan firmas “F” en el cuello, las muñecas y los dedos de los modelos.
Para esta incursión sin precedentes, la heredera de la dinastía Fendi, de 36 años, entendió que, para ser tomada en serio en esta disciplina abierta y conservadora, es mejor jugar según sus reglas. Así, las joyas que firma están hechas en un taller de París, y no en Italia. La estética, menos oscura que la de su marca personal, sigue siendo sabia. Y, cuando los principiantes a menudo pecan debido a las piedras promedio y los emparejamientos ásperos (surtido de piedras del mismo tono), ella ha montado raros diamantes amarillos, zafiros (padparadscha verde, naranja, rosa) y 61 espinelas ajustadas en una gargantilla. “Trabajar con piedras de esta calidad es una gran responsabilidad”explica Delfina Delettrez Fendi.
Al sumergirse en el baño de la alta joyería, Fendi sigue los pasos de otras marcas de moda que ya han probado el experimento: Dior, de 1998, Vuitton, de 2009, Chanel, de 2012… Ahora llega el Tour de la italianos. Atraído por el crecimiento de la joyería de lujo, que alcanzó un 10% anual entre 2014 y 2019, según la firma de analistas Bernstein, Armani tropezó en 2020 cuando Gucci suministra su oferta desde 2019. “Aunque la casa es relativamente nueva en el rubro, hemos establecido relaciones de confianza con nuestros clientes”está satisfecho Marco Bizzarri, el CEO de Gucci, por correo electrónico.
Este año, la marca apuesta por 133 nuevas piezas con forma “entre Milán y Venecia” en torno a las cuatro estaciones – tema estereotípico del sector. turmalinas paraíba en primavera, crisoberilos luminosos en verano, granates naranja mandarina en otoño, esmaltes más aburrido en invierno… Gucci despliega trucos: la cabeza de león, el solitario con una gema tallada en corazón, un eslabón octogonal o vieiras. Más allá de Fendi y Gucci, Prada debería ser, en los próximos meses, el próximo peso pesado del prêt-à-porter en introducirse en la joyería única.
La tentación del logo
Pero las marcas de moda se enfrentan a dos grandes retos para sentarse en ellas. Primero, su llamado a la renovación permanente, contrariamente a la permanencia de las joyas, destinadas a sobrevivir a los tiempos. Acostumbrados a reemplazar a sus equipos tan pronto como cambia la marea, deben aprender a reclutar un director artístico duradero para evitar decepciones. Gucci, por ejemplo, al separarse de Alessandro Michele en noviembre de 2022, perdió la cabeza, dejó el estudio sin gobierno. Los equipos de alta joyería ahora tendrán que mostrar flexibilidad y “Inspírate con la visión” de Sabato de Sarno, su sucesor, se desenfrenó en Valentino y cuyo primer desfile se realizará en septiembre.
Otro desafío para las casas de moda: su exceso de logos que consterna a los puristas para quienes la joyería debería ser una expresión artística, no publicitaria. “La posibilidad de “logotipo” de una joya es demasiado tentadora y hay un apetito del cliente por eso”, defiende Francesca Amfitheatrof, directora artística de joyería de Louis Vuitton, que ha tallado sin escrúpulos piedras con la forma de las flores del monograma del mastodonte. Delfina Delettrez Fendi convierte la firma “F” en un motivo abstracto, girando como una cinta o fluyendo y retorciéndose como una clave de sol. “El logo también puede contener emoción. Para mí, la F de Fendi es sobre todo el escudo de mi familia”ella suplica antes de señalar que “muchos diamantes son talla baguette”. Y esto, por gusto por las líneas rectas pero también para hacer un guiño a la moda, haciendo referencia al famoso bolso Baguette, inventado en 1997 por su madre, Silvia Venturini Fendi.