A.Uban pálido en el pelo, gargantilla negra con un pequeño colgante de corazón, envoltura rosa empolvado como una primera bailarina, el personaje de Priscilla, joven esposa de Elvis Presley −tenía 14 años cuando lo conoció 24−, es la heroína epónima de La última película de Sofia Coppola.
Una adolescente bajo la influencia del Rey, representada con esta estética glamurosa, todo en seda y pestañas postizas de los años 50, que extrañamente resuena con esta extraña moda entre ciertas mujeres jóvenes de hoy. Estos últimos aparecen con vestidos Vichy talla 10, con coletas y pucheros falsamente inocentes. Sus hashtags: #nymphette y #coquette.
En estos videos de TikTok, estas delicadas jóvenes, a menudo con piel lechosa y ligeramente rosada, usan atuendos sacados directamente del guardarropa de una niña. Pequeñas cintas al final de las trenzas, cuello Peter Pan de encaje, vestido lencero y mochila con forma de nombres, corazones encima de cada letra “i” que escribe en papelería blanca y rosa perfumada con Miss Dior. La nínfula romantiza la infantilización de las mujeres y la sexualización de las niñas, al tiempo que se defiende de ello. En griego antiguo, el término «ninfa» significa «joven», «promesa». También define los pequeños labios de la vulva.
La figura de la mujer-niña, especie de mujer fatal con pantalones cortos, inocente y escandalosa, ha sido ampliamente difundida en el inconsciente colectivo por el éxito de lolita de Stanley Kubrick (1962), adaptación libre de la novela homónima de Vladimir Nabokov. El escritor ruso dio, a través de la voz del narrador, otra definición del término «nínfula» para describir los excesos de su héroe de cuarenta años, que convierte a una niña de 12 años, hija de su compañero, en objeto de su deseo presentándose como víctima: “A veces se encuentran jóvenes vírgenes entre las limitadas edades de 9 y 14 años, que revelan al viajero hechizado su verdadera naturaleza, que es nínfica, es decir demoníaca. »
Tanto más sulfuroso
En el cartel de la película, Lolita (Sue Lyon), luce provocativa bajo sus gafas rojas en forma de corazón, lamiendo una paleta rosa, como Annie (France Gall) de Serge Gainsbourg. A partir de ahora, Lolita 2.0, al adoptar un universo cercano al deAlicia en el país de las maravillas, parece más sabio en apariencia. Con sus calcetines con volantes, sus pequeñas bailarinas con tirantes de coro y su corpiño push-up, la nínfula con su refinado estilo burgués blanco no hace más que volverse más sulfurosa.
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