Las banderas rojas perfectamente plegadas, el emblema de la República Popular al fondo, la imponente estrella en el techo, cerca de 3.000 funcionarios escuchando impasibles tras atravesar las pesadas columnas del Palacio del Pueblo que bordea al oeste la Plaza de Tiananmen: así es el ceremonial escenario en el que el Primer Ministro chino en funciones desde hace un año, Li Qiang, dio el martes 5 de marzo la hoja de ruta de la segunda potencia mundial para 2024.
Las expectativas eran altas, proporcionales a los desafíos que enfrentaba China. En primer lugar, lo económico, con un desempleo juvenil superior al 20% en junio de 2023 antes de que el método de cálculo se revise repentinamente durante el verano para caer al 14,9% en enero, el sector inmobiliario en crisis y presión deflacionaria. Comercial también, mientras la Unión Europea y Estados Unidos están preocupados por el aumento de los automóviles eléctricos chinos. China representa el 60% de la producción y las ventas mundiales de vehículos eléctricos, afirmó Li. Por último, en política, los chinos nunca supieron por qué sus ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa, ambos nombrados en la primavera de 2023, fueron destituidos repentinamente durante el año. En la inauguración de la reunión anual más importante de la vida política china, la sesión del Congreso Nacional del Pueblo, se trataba, por tanto, de tranquilidad.
El Primer Ministro, pronunciando su discurso en el atril detrás de sus finas gafas, no negó los obstáculos, ante la mirada del todopoderoso Xi Jinping, con corbata morada. “Los conflictos geopolíticos han empeorado, el proteccionismo y el unilateralismo han ganado terreno”, señala Li Qiang. El presupuesto de defensa aumentará un 7,2%, como en 2023. E internamente, señala, “tras el shock de tres años de Covid-19”, “Las contradicciones profundas, acumuladas durante mucho tiempo, surgieron rápidamente y se sucedieron nuevas situaciones y nuevos problemas”. Enumera la caída de la demanda externa, la insuficiencia de la demanda interna, el exceso de capacidad de producción, los riesgos relacionados con el sector inmobiliario o las deudas de las autoridades locales.
Sin embargo, dice Li Qiang, “La práctica ha demostrado que, bajo el firme liderazgo del Comité Central del Partido reunido en torno al camarada Xi Jinping, el pueblo chino tiene el coraje, la sabiduría y la capacidad para superar cualquier obstáculo, y que, contra viento y marea, el desarrollo de China tiene un futuro brillante”.
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