A la entrada del vasto taller de producción, el enorme techo de cristal con su claraboya natural casi choca entre el zumbido de las máquinas. “Queríamos un lugar agradable. El hecho de que estemos en una fábrica no significa que tenga que ser feo”.sonrió Olivia Veran, antes de señalar un gran espacio vacío. “Aquí se instalarán las dos nuevas líneas de fabricación automatizada de alineadores dentales que llegarán en los próximos meses”detalla el gerente general de Biotech Dental, también cirujano dentista.
El grupo provenzal, con sede en Salon-de-Provence (Bouches-du-Rhône), ha invertido 15 millones de euros en este flamante local de 3.500 metros cuadrados, destinado a convertirse en el buque insignia de su marca Smilers, que comercializa cubetas dentales transparentes. “Hemos pasado de una tasa promedio de 2500 alineadores por día a casi 7000. Y ampliaremos aún más nuestra capacidad de producción a 17 500 alineadores por día para fin de año”especifica Philippe Veran, su presidente.
A pocos metros, los empleados están ocupados procesando los pedidos del día, dando forma a los aparatos dentales utilizando un termoformador a partir de modelos de resina recién salidos de la impresora 3D instalada al lado. “Los productos se fabrican a la medida de cada paciente en base a los planes de tratamiento desarrollados por nuestros equipos de ortodoncistas”él continúa.
alineadores invisibles
En las oficinas de arriba, estos especialistas en sonrisas utilizan un software impulsado por inteligencia artificial para determinar los diferentes movimientos de los dientes que deben colocarse para corregir su alineación. Una vez corregidas y validadas por el ortodoncista o el odontólogo referente del paciente, sus proyecciones se envían a producción. “En promedio, un tratamiento global tiene de 34 a 35 gotas por paciente. Cada gota se usa de una a dos semanas”explica Olivia Veran.
Campeón tricolor de los implantes dentales, el grupo, cofundado por Philippe Veran en 1987, dio el giro a los alineadores invisibles en 2013. En ese momento, el mercado aún estaba prohibido por las patentes de la estadounidense Align Technology, que comercializa sus alineadores. bajo la marca Invisalign a ortodoncistas de todo el mundo. Tomando el riesgo, el emprendedor todavía lanza sus propios productos. Para evitar un choque frontal con el gigante estadounidense, el provenzal se acercó inicialmente solo a los dentistas, un mercado dejado de lado por Align Technology. Una estrategia rentable: estos últimos ya constituyen casi el 70% de su clientela.
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