PAGArmado con las muchas expresiones latinas, “sutor, ne supra crepidam”, literalmente “zapatero, no más alto que tu sandalia”, no es el mas usado. Argumento de autoridad utilizado para advertir a su interlocutor de evitar emitir un juicio que exceda su supuesta competencia, esta expresión tiene su origen en el libro XXXV de laHistoria Natural de Plinio el Viejo. El enciclopedista evoca a Apeles, un célebre pintor griego del siglo IV a. C., que tenía la costumbre de exponer sus cuadros recién terminados a la vista de los transeúntes… y esconderse detrás para escuchar sus comentarios.
Cuando un día un zapatero critica la forma en que Apeles había pintado una sandalia, el pintor retoca la obra durante la noche. Al día siguiente, en vista de los cambios realizados, el zapatero se animó a hacer otras sugerencias de modificación. A lo que Apeles, relativamente molesto, respondió con un ” sutor, ne supra crepidam » sin apelación.
Sin embargo, cuando se trata de sandalias, chancletas y chancletas, el zapatero también puede ser un historiador, un arqueólogo o un filósofo. Porque son a su manera un vestigio (de vestigio, ya sea la huella o la huella que el pie deja en el suelo) convocando, aparentemente nada, culturas y épocas muy lejanas, perfectamente solubles en la moda contemporánea. Entonces, la sandalia más antigua encontrada (en 1938, en una cueva de Oregón llamada Fort Rock Cave) aunque puede tener entre 9.000 y 13.000 años, su suela plana y sus tiras de artemisa trenzada no destacarían frente a los modelos de cuerda de las colecciones actuales.
Proto-abrazaderas y calcetines deslizantes
Formas de supervivencia, fruto de un saber hacer inmemorial, todas estas sandalias nos remiten a su vez a la civilización grecorromana, a la obtener un japonés (proto-tangas levantadas hechas de un trozo de madera) o el paduka Suela india, sencilla, adornada con un pequeño botón que encaja entre el primer y el segundo dedo del pie, y cuyos ejemplos más complejos pueden ser objeto de ofrendas o veneración.
En el antiguo Egipto, uno de los personajes más influyentes del reino no era otro que el “portador de sandalias” del faraón, presente en las representaciones jeroglíficas, orgulloso, tranquilo, zapatos en mano. No debe confundirse con la figura del limpiabotas, todavía hoy muy presente, ni con la del joven portador de “clappers-socks”. Esta combinación, antes estigmatizada y ahora imprescindible en el streetwear, sigue estando disponible, con o sin calcetines, en versiones consideradas más chic, confeccionadas en piel o adornadas con perlas.
Todavía no es, sin embargo, una versión en bronce, como las del filósofo, poeta, ingeniero y médico Empédocles. “Lo más colorido de la filosofía antigua”, según Nietzsche, este presocrático desemboca en el Etna. El volcán solo escupió una cosa que eligió: su sandalia de bronce. De este material no están hechas las estatuas y que contribuyó a escribir su leyenda ardiente.