tReyes y después, el trauma del asalto al Capitolio por parte de los partidarios de Donald Trump, el 6 de enero de 2021, sigue marcando el panorama político y los golpes en la campaña electoral para los exámenes presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre.
En vísperas de este aniversario, el viernes 5 de enero, el presidente Joe Biden dio un potente pistoletazo de salida a su nuevo duelo electoral con Donald Trump al presentar el próximo examen como una prueba para la supervivencia de la democracia en Estados Unidos. En un discurso apasionado con tintes visionarios, el presidente demócrata planteó muy claramente la alternativa que, según él, se ofrecerá a los votantes en otoño: el mantenimiento del régimen democrático en Estados Unidos o el caos político.
Unos minutos más tarde, el Tribunal Supremo Federal supo que estaba examinando la cuestión de la inelegibilidad de Donald Trump a partir de febrero. Esta pregunta se ha formulado desde que la decisión de dos Cortes Supremas estatales, Colorado y Maine, considera quién, bajo los 14mi Enmienda a la Constitución, que prohíbe el servicio público a los ciudadanos que participaron en una insurrección, el ex presidente no puede presentarse a las elecciones del 5 de noviembre. Se han presentado demandas similares que buscan impedir que Trump se postule en las Cortes Supremas de más de otros treinta estados.
Decisión de alto riesgo
Por tanto, era urgente que el Tribunal Supremo Federal, ante el cual el ex presidente republicano apeló la decisión del Tribunal de Colorado, se pronunciara sobre esta cuestión, en el momento en que se abre la temporada de elecciones primarias en el seno de los partidos. Para el máximo tribunal del país, tres de cuyos nueve jueces fueron nombrados por Donald Trump, se trata de una decisión de alto riesgo: no podemos excluir que, en caso de una sentencia que confirme que los 14mi La enmienda se aplica a la candidatura del ex presidente republicano, cuyos partidarios se benefician de un nuevo recurso a la violencia y cuestionan la legitimidad del Tribunal. Otro peligro: una decisión tomada por una mayoría demasiado estrecha de los nueve jueces, revelando la división del Tribunal Supremo, empeoraría la polarización del país.
Favorecido actualmente por las encuestas, Donald Trump, que sigue impugnando el resultado de las elecciones de 2020, no oculta su apoyo a los alborotadores del 6 de enero de 2021. Regularmente rinde homenaje a aquellos que fueron condenados por los tribunales a penas de prisión y que él describe como“rehenes” o de “prisioneros políticos”.
Joe Biden, que ya sabía que era candidato a un segundo mandato a pesar de su edad (81 años) esencialmente para bloquear a Donald Trump, decidió por tanto presentar la cuestión de estas elecciones en términos existenciales para la democracia en Estados Unidos. El viernes había elegido como escenario para su discurso un lugar simbólico: Valley Forge, en Pensilvania, donde George Washington, acompañado por Lafayette, había instalado sus tropas durante el invierno de 1777 para resistir a los británicos.
La democracia estadounidense, advirtió el presidente, no resistirá los nuevos ataques de Donald Trump y el “la violencia política” que él alienta. “Todos sabemos quién es Donald Trumpy él dijo. La pregunta que surge es: ¿quiénes somos? » Es también esta pregunta, con graves consecuencias para el resto del mundo democrático, a la que en cierto modo tendrán que responder los nueve jueces del Tribunal Supremo.