“Cuando trato de ser menos sexy, pensando que estoy captando a otra audiencia, las publicaciones funcionan peor”

“Cuando trato de ser menos sexy, pensando que estoy captando a otra audiencia, las publicaciones funcionan peor”

Viste, por supuesto, una camisa blanca. Además, abierto en su escote. Como ha hecho de este truco suavemente exhibicionista una firma en su cuenta de Instagram, su pecho claramente visible, incluso enmarcado en un primer plano, a veces tiene problemas para salir de él. “Cuando trato de ser menos sexy, pensando que estoy captando a otra audiencia, las publicaciones funcionan peor”, dijo con una falsa sonrisa de disculpa. Desde 2014, es la clásica camisa de mujer que Marie Marot ha reinterpretado en su tiempo libre, hasta el punto de haberla convertido en la única prenda a la venta bajo su marca. Con su voz grave, declina por el momento la idea de aventurarse más allá de esta prenda arquetípica. “Ya quiero instalar mis camisetas de forma sostenible, fidelizar a mis clientes y captar nuevos. »

Por consistente que sea, este enfoque decidido sigue siendo raro. Porque el capitalismo está hecho de tal manera que, en la moda, se reproduce el mismo patrón. Una vez que una marca surge especializándose en un producto por el que adquiere legitimidad, comienza, por afán de conquista, a extender su oferta a otros artículos, diluyendo un poco su finalidad pero respondiendo a una necesidad primordial de esta industria que consiste en mostrando siluetas completas. Ahora encontramos faldas y pantalones en Alice Balas, que lanzó una marca de chaquetas moteras en 2014, vaqueros y bañadores en Alexandra Golovanoff, cuya experiencia se centra en los pequeños jerseys de cachemir desde 2016. .

Marie Marot, ella mantiene su línea. En sus inicios, ofrecía carteras, sombreros y gorros. Pero desde que recurrió a la camisa, que ella es “un apasionado” desde la adolescencia, ha descuidado el resto. Tiene, además, para sí misma, la camiseta del horror. Su guardarropa personal, en su apartamento de la Margen Izquierda, se compone de“alrededor de 200 camisas” en citares. Sin embargo, nunca nada excéntrico. “A lo sumo, rayas naranjas y blancas, en un estilo chic italiano. » Y sobre todo muchas camisas vaqueras de Levi’s, Ralph Lauren o incluso modelos antiguos de Brooks Brothers en algodón y lino, sin planchar…

Turno totalmente digital

Marie Marot seduce a su audiencia con la ayuda de un efectivo boca a boca y sus publicaciones hedonistas de Instagram a la manera de la dolce vita (coche elegante, grandes vinos, terrazas soleadas) o clanes amistosos (con muchos retratos de “amigos de la maison” en una camisa MM, del maquillador estadounidense Gucci Westman a la novelista francesa Anne Berest). “Incluso si las personas de 30 a 45 años constituyen la mayoría de mi clientela, la marca se ha vuelto bastante intergeneracional. Y, si dominaban los citadinos, vendo hasta en pueblitos muy pequeños en lo más profundo de América”, explica, refiriéndose a las estadísticas calculadas a partir de los datos que dejan sus clientes en Instagram y en su sitio, sus únicos canales de venta.

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