Escenas de júbilo, miles de hindúes emocionados, ondeando banderas azafrán con la imagen de Ram, flores arrojadas por helicópteros, Ayodhya, al unísono con una celebración de la India, el lunes 22 de enero, inauguración del templo de Ram, construido en lugar de un antiguo Mezquita mogol destruida por fanáticos hindúes en 1992. Todas las televisiones del país, que llegaron unos días antes a esta ciudad de Uttar Pradesh, retransmitieron en directo el acontecimiento, en el que Modi ha convertido su baza para ganar las próximas elecciones generales, previstas para el primavera. Varios estados habían concedido un día libre a los funcionarios.
Este templo simboliza la dominación de los hindúes sobre otras comunidades y el cambio de la república india secular hacia un nuevo régimen. Narendra Modi, que había organizado la suntuosa ceremonia en torno a él mismo, proclamó: “El 22 de enero de 2024 no es sólo una fecha en el calendario, sino que anuncia el advenimiento de una nueva era”, declaró. Esta es la primera vez en la India que un primer ministro realiza tales rituales en el ejercicio de sus funciones.
Vestido con una kurta, la tradicional túnica dorada, el primer ministro Modi estaba rodeado de dos personalidades de la familia ultranacionalista: Mohan Bhagwat, líder de Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), la organización central de fundamentalistas, y Yogi Adityanath, el líder del gobierno de Uttar Pradesh, monje extremista, en guerra contra musulmanes y cristianos. Fuera del templo, cerca de 7.500 invitados, entre industriales, políticos y estrellas de cine, observaron los rituales en una pantalla gigante.
Preocupación entre los musulmanes
Narendra Modi descubrió una estatua negra dedicada al dios Ram situada en el corazón del templo, esta deidad hindú, héroe de la epopeya Ramayana, se supone que nació allí. “Hoy ha llegado nuestro señor Ram, ha estado esperando durante siglos”. proclamó, forzando su voz a sonar en las tumbas. Sabe cuánto veneran los fieles hindúes a este dios al que atribuyen las virtudes de la verdad, del sacrificio, de la compasión y de la rectitud. Narendra Modi no tenía una palabra para los musulmanes, cuya mezquita quedó reducida a la nada; por el contrario, estudió el templo como un signo del ascenso de la India, que “romper las cadenas de la mentalidad esclavista”. La familia nacionalista hindú cree que el país fue víctima de doce siglos de esclavitud bajo los sultanes y emperadores musulmanes y bajo los británicos.
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